Comunidades Afrodescendientes en el pos- acuerdo
A la fecha hablar del Acuerdo de Paz entre la guerrilla de las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos puede percibirse como un recuerdo que se va diluyendo en los anaqueles de la historia, después de la firma el 24 de noviembre de 2017 los sucesos acontecidos en el país entorno al cumplimiento de lo pactado han quedado a la espera de la sanción de iniciativas legislativas, de las bancadas tradicionalistas que poco o nada les importa la paz o de la indolencia del ciudadano de a pie que dice que: ¡eso! no sirvió para nada, desconociendo e in- visibilizando los esfuerzos adelantados por los garantes internacionales , los representantes de los diferentes sectores económico y políticos, los líderes(a) sociales las organizaciones Indígenas, los concejos comunitarios entre otros muchos.
Tanto ha sido la decidía con respecto al proceso de Paz que el primer trimestre de 2018, nos encarrilamos en una nueva coyuntura electoral que dejo de lado el camino hacia la transición, concentrándose en los comicios presidenciales y el mundial de futbol. A un segundo plano pasan los debates en el Senado de la Republica sobre la reglamentación de la Justicia Especial para la Paz (J E P) o las audiencias públicas para la recepción de casos para el esclarecimiento de los patrones de violencia en la Comisión de la Verdad (C V).
Es por ello que en el marco de este panorama hostil se hace necesario recordar en que consistió el acuerdo, que se debatió en la Habana, Cuba y de la participación de las víctimas ahondando en el papel de las comunidades étnicas y afrodescendientes como sobrevivientes doblemente victimizados de manera sistemática y estructural.
Partamos del reconocer que el acuerdo de paz entre las Farc y el gobierno represento la concreción de deberes y responsabilidades de las partes en relación a los embates del conflicto armado que por su compleja génisis burda y violenta entramada en las formas de la guerra, arremetió sin reparos contra territorios y comunidades a sangre y fugo sin importar que en medio de los combates estuvieran los pueblos originarios y a las comunidades negras.
Estas formas siniestras de combatir causo daños irreparables en el seno de las comunidades, por lo cual era necesario la unión entre pueblos indígenas y afros por la exigencia de derechos que bajo el mandato de la corresponsabilidad social y política que tienen los estados y los alzados en armas , se reconociera la importancia de su inclusión diferenciada en los acuerdos reconociendo que durante siglos se les ha subyugado a razón de la exclusión, el asesinato y las agresiones en forma de colonización y explotación de los pueblos originarios o a través de la continuidad de la trata trasatlántica de personas, cuerpos y comunidades.
A partir de esta apertura al dialogo se consolida el escenario de debate se conoce comisión étnica de paz, la cual estuvo conformada por organizaciones indígenas y afros que plantearon la necesidad de entablar diálogos interculturales en pro de las garantías al respeto al territorio, el reconocimiento de los derechos ancestrales y de los procesos organizativos locales, barriales entre otros donde ha irrumpido la guerra. Producto de estos encuentros surge el Capítulo Étnico del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto Armado, donde se reconoce que,
“los pueblos étnicos han contribuido a la construcción de una paz sostenible y duradera, al progreso, al desarrollo económico y social del país, y que han sufrido condiciones históricas de injusticia, producto del colonialismo, la esclavización, la exclusión y el haber sido desposeídos de sus tierras, territorios y recursos; que además han sido afectados gravemente por el conflicto armado interno y que se deben propiciar las máximas garantías para el ejercicio pleno de sus derechos humanos y colectivos en el marco de sus propias aspiraciones, intereses y cosmovisiones”
Con este capítulo se buscó salvaguardar y garantizar los derechos estipulados en la leyes y decretos autos entorno a la consulta previa a las que tienen derechos las comunidades étnicas de manera libre e informada respetando los estándares constitucionales e internacionales: consulta que no solo responde a intervenciones para exploración del suelo en los territorios sino que también corresponderá a la incorporación e implementación de los programas de desarrollo con enfoque territorial (P D E T) y todo aquel nuevo programa que nazca del acuerdo , se entenderá la función ecológica de la propiedad y las formas ancestrales de relacionamiento con el territorio, como también se garantizara la participación activa de las autoridades étnicas en las diferentes instancias que creer el acuerdo.
Armónicamente las comunidades no están pidiendo más que los mínimos garantes para la salvaguarda de sus tradiciones y lugares de permanecía, una exigencia básica como el respeto a los derechos no controvierta con el sistema establecido más bien es antagónica, aunque vivimos anestesiados y olvidemos las redes de relación entre aspectos.
Por último, me permito citar la postura emergida del conservatorio para la real implementación “Propuestas y Retos de los Pueblos Étnicos en la Implementación de los Acuerdos de Paz en sus Territorios” desarrollado en la ciudad de Bogotá el 27 de marzo de 2017, que versa,